martes, 14 de agosto de 2007
Ya no me detengo
Abro mi paso. Yo no me detengo.
Mi prisa empuja secretamente lo que encuentra
y no puede evitarlo. Echate a un lado, cadáver vivo,
si observas que este viento arrecia en forma de persona
o se navega la barca que lo auxilia con su preciosa carga.
El sol está en mi sangre y lleva lo mejor del mundo:
estos egos cesados, este premio de muertos.
Me acompaña una zona vibrante de silencio
que como tal azota el luto y vomita sus cráteres.
Consumió lo que pudo desde su garganta
que tiene sed de alba.
A mis pies circula el río más caudaloso
(de tu monte, Carlos) y me añade la premura que me falta.
Me alcanza, me empuja, me reanima. De los valores
recobra a los ausentes remolinos y con la lengua
perfora más agujeros que los que queman en las almas.
¡Qué violenta y golosa es la tierra que conozco
por causa de esta prisa, de los pies a la boca!
Voy donde me lleva la promesa más pura,
la vida que brinca entre charcos y vientos,
de norte a sur, de meridiano en meridiano.
1-7-1977 / Blogspot / Poesía, Literatura y Filosofía
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