martes, 14 de agosto de 2007

Ibris


Cuando fuíste primitiva, originariamente diseñada,
Vida, fruta del cosmos, me díste deseo,
miedo, voluntad sobreviviente, ¿pudíste entonces
ser más generosa? Fuíste principio desatado del bíos,
el forcejeo con los mitocondriones y el desbordamientos del Ibris.

Pero los que te vieron ayer, sin la usanza de golpes de pecho,
y lamidas frívolas y ascos y ñáñaras, ¡mucho más
de tu dulzura, fruta del Todo, han conocido!
Son los pioneros de tus devociones,
bayas del placer infinito, vainas de la Delicia.

2.


Soy un pedacito de presente que te invoca.
Y pelaré tu cuerpo, fruta del cosmos, con este beso,
con afán, mordiéndote de tal modo que cuando estés desnuda,
sepa que eres la causa de todo lo que existe.
Que vencíste la fromulación arbitrraria y opresiva
de lo adjetivo a este mundo y los filosofemas
de la historia, mi pasado, mis muchas vidas previas
modiendo la pulpa, sin mecerte en geotropismos de la aurora.

Ya no son necesarios ni sistemas ni epistemologías
para quererte entender lo que das, fruta tras fruta.
Eres la vida-muerte, el final del comienzo, nada más.
Se goza de tu amor al primer bocado.
Y, como flor entre dientes, se muerde en tu gruta
y en tus vísceras, por la ternura precisa,
el necesario alimento.

8-2-1997 / My Blogsite /
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