martes, 14 de agosto de 2007

Megillah de la ovación

... the healthy energetic self-regulation depends on a natural, uninhibited orgasm reflex. Chronic muscular tension created blocks of armoring which inhibited the flow of orgone energy through the body much like clotting blocks the flow of blood through arteries... These energetic blocks also created corresponding blocks in emotional development, mutating an individual's naturally flexible character structure into a series of rigid psychological defenses and neuroses: Wilhelm Reich


Madonna es la reina de la esperma. Había sido huérfana del oogonium. Ya no. Ahora es cogelona. Se rodea de phuton y phuton, aunque Hegai la cuida. Es tan hermosa, pese a la fama de bisexual. Hasta los eunucos se la sepultarían sobre un tálamo de algas. Con ella se les antoja la chupazón de begonias sobre la estera.

Cuando se acuesta sobre un reclinatorio de oro discográfico, cada productor la espía. Quisieran tenderla y sacar brillo a sus rosadas hebillas. En fiestas y veladas, han visto cómo baila. Se le observan los calzones. Viste unas faldas cortas y provocativas. A veces se roza con mujeres gratamente. Ella no tiene miedo a los abismos del qué dirán si me ven, cachondísima con unos y con otras.

Ella acetatos con su voz. Es una nymphette atolondrada. Es una comidilla sin comidas. Sale en revistas cuando secreta sus ooscitas. Publicaron que ha escogido muchachos en la calle. Los lleva a su mansión y, sobre el losado de pórfido y de mármol de sus habitaciones, los seduce. Han rociado sus húmedos vergeles ... hombres que son indígenas, negros, pálidos de mejillas, pero feroces vikingos, que la ultrajan sin piedad como bugarrones que equivocan el lugar donde los óvulos guarda. Y eso que Hegai la cuida. La reprende al decirlo: «¡Mujer! ¿Cómo puedes ser tan puta?»

En la estera de Ester, si la Vasti se queda, Madonna va al auxilio, cuchillo en boca, réplica genésica (por aquello de no dejar a los soberanos gonos sin las fluyentes ofitas, sin la ristra de oosporas). Ella es una reina de arquegonias. Una señoritinga que se arquea sin el triunfo del mundo. No deja títere con cabeza que pueda hundirse entre sus muslos. A veces traen hongos para que ella alucine. O un polvo blanco porque narices le sobran. Mas, como afroda en bacanalia, lo que la reposa es el sexo. Mastica los guindolines como chicle. Engulle un buen tallo, como casta cautiva del deseo.

Es una buena mujer, sin embargo. Dona su óbolo para las causas de veintisiete provincias (de la India a Etiopía). Con ella ninguno sufre hambre. Es comprensiva, solidaria. Da besos, abraza a quien le place. Si es cabulera, sabe la razón de su astucia. Se viste por la cabeza porque es mujer; pero bien que andaría desnuda ya que tiene por corazón a una danzadora cibeliana, coribante llena de frenesí.

Indiscutiblemente, sabe asirse de un palo. Tiene juicio al aprovechar la oportunidad, en el arte de sobrevivirse.

Otros traen por los cabellos su vida privada, su originariedad, pero son envidiosos que no aprendieron a bajar la cabeza y por su mediocridad dan alarmas. Gente cuaca y grosera que, distinta a ella, no es artista y no preparan ninguna cosa para la fe como acto de esperanza y libertad. ¡La envidian únicamente desde la Iyyunith, o el mercado, o el robo! Por el contrario, por tal razón, vende discos (de blastos) y dulces de cromosoma. Se entrega ella misma como citomegálico pastel que se comería el mundo, en Persia y media medida de papaya.

«Hay, hay, pero no para todos», dice y añade: «Por desgracia».

No se le puede pedir todo, siempre y a capricho, a una chica que es reina de la esperma que, aunque sea vivípara, no controla el mundo en su totalidad, máxime a los que viven en la Susa del desuso. Es artista, enemiga de la cuaja y la pereza. Necesita tiempo para sí y de quien la mime.

«Dénme al menos su calor en el aplauso», dicen que dijo una revista. «No amarguen el caldo, no lo revuelvan». Niega que tenga una satrapía placentaria, o un burdel escondido en sus verijas. Es simplemente la Reina del Oon, símbolo de placer, contento de otros ojos que han de quererla por bonita y cálida cuando chilla de hedoneé. Es cierto. Siendo judía, convoca celularmente al Purin con la réplica adenoica. Así es Madonna.

Hegai defiende su fama de inocente y su derecho a ovular sus ovaciones. Infame es aquel que cierre su oviducto. Tiene su venia, discreta sí, siendo que la cuida para que con su garganta de algas haga gorgoritos, bese bocas de amigas tornasoles, diablillas del angeon, maromeras del coito, mas que sepa su límite, ya que el Purim no es la suerte a gatas. Es día santo y heroico. No se condene a Madonna en el pulso amarillo de la linfa ni en las rojas notas de un blue descabellado. Es falso que sonsaque, desde el Bronx, a cualquier gallo de la medianoche y lo desplume.

Ella merece el megillah. Nuestra ovación.

Adentro se han rajado los violines y se desgranan las harpas. Vuelos de huevos espían su casa. Los paparazzi toman sus fotos. Ven el árbol. Los troncos. Los juzgan por lo externo y seco del duramen. En rigor, ¿quién la mirará con su entropía, lucidez y valor? ¿En la exuberancia sensorial de su canto y en su intimidad de reina oogónica?

Cuando se le calienta la rajita, se unta mantequilla por los ductos del oráculo y raspa su tortilla. Venga la otra, oh Génesis, oogénesis, oh Kutos, On palos, y que la novena esfera nos coja in confessatio...

Del libro inédito: Leyendas históricas y cuentos coloraos
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Promesa verbalizada y sin cumplirse

¿Qué es el gozo?
¿Una promesa verbalizada meramente?
¿Un discurso en los labios del Hacedor Sublime?

¡Pues linda miseria que hicieron de los gozos,
promesas y promesas y promesas!

Que no haya sublimes labios ni hacedores.
Que se forme la boca.
Que el beso retoñe.
Que las raíces crezcan...

¡A chupar venimos!
a absorber,
a rastrear el camino
vestidos de piel,
desnudos e inmersos
dentro de las charcas de escozores.
Vulvarmente nutricios estamos.
Obesesos por el olor de Démeter...

VII.


Que la mujer que ríe
redefina la eternidad con su presencia.
Que el niño hambriento clame por la teta
y chupe y se lacte.

Que el gozo baje de la altura ultramundana.
Que el tedio se quite los calzones.
Que la promesa sea como el rayo que fulmina
y Semele ruede por los suelos
como atrabancada indígena de Cadmos
que pija quiere y caldo a la clueca
encuentra por sus rumbo.

Que en mil pedazos queden destrozadas
las continuidades contínuas y sistematizadas
por el Uno de lo incógnito.

5-9-1990 / De Memorias de la contracultura / Blogsopot

Memorias del hippismo


La eternización de lo inmóvil es una lápida,
pero esta cama es sudor, olor a semen,
entrega, bija del hibisco,
telares estambrados vulva adentro
por lo infinito temporalizado.

Vivir y pensar se han trenzado
con el lenguaje de la orgía
y con pasos de ménades, el dolor filosofa.

Afirmar el gozo y el dolor es querer
la eternidad con revolcones, se repudia
la trunca linfa, éxtasis de promesa,
la espera que es más fría que los polos
y fraternales sermones o consejas paulinas.

El acto de volver a comenzar está desnudo
y el pene no es una idea, sino un córrele...
y las piernas, aún no cansadas, se agitan
y ese vientre abierto
y sus caderas
son la vida.

II.


Que con peplos abiertos,
bragas en las rodillas,
se abran las blusas
las colegialas, las meseras,
las libres y las esclavas,
las dejadas, las viudas
las casadas y solteras...

Que el broche de una promesa
nada oculte.
Que el cierre de cremallera
nada esconda porque hoy
la eternidad presente como loba aúlla.
La eternidad alborota como gata los tejados.
Su movimiento inestable es uno de pezuñas.

El movimiento del ser quiere su ausencia
y bajo las cobijas se ha vuelto
el coito más cachondo,
la presencia del sexo más caliente:
la afrodisia, la ausencia de nostalgia.

III.


¡Qué rico que, por afirmación,
revienten el sostén, a besos, los hijos terrenales
de Semele, los guerrilleros de la Gran Madrugada!
Que el escote se prohíba de los senos
y que las manos democraticen sus tersuras
y las repartan a las bocacalles
bajo túneles y sobre las rampas
de las perspectivas...

IV.


El afirmador no cesa de llegar a ser él mismo.
El beso que recién ha nacido
el retorno del instante idéntico reclama
y moverse como lengua, golosamente enloquecida.
Y crecido, el beso quiere, yendo al plexo
de los senos calientes, los pezones
y aún más sudarse en el carmín,
lamer en grande y si las manos del deseo
lo permitieran, apretar debajo de las nalgas,
jalar el clotis, salarse con chupetes
y caricias, vivo julepe
con dedos en lo incógnito.

17-3-1990 / Del libro Memorias de la contracultura / La niña hermosa y el viejo / Voy a mirarte dos veces

Llamado a los héroes

Cuando nací el héroe fue llamado.
Para que yo fuera testigo aproximado
y sintiera las fauces de lodazal sangriento,
los homicidas me dieron compañía
y se dijeron la raza de mi gozo.
Y no era cierto.

No supe que es heroico,
o acaso es masoquismo,
asomarse al esqueleto, amanecer urbano
y aprender el utensilio del cuchillo
por sus nombres curiosos,
o acaso evolutivos, y sobrevivir.

Respiré el prestigio de las viles costumbres,
obsceno aprendizaje, ver de plano
cadáveres y mundo y es todavía
el día que no lo quiero y digo, acaso con mentira,
que no es cierto y es cierto
y me duelo heroicamente en el silencio.

2.


No me gusta estar aquí
con los ojos abiertos.
Cómo empieza todo lo que narro:
ser cobardemente y ganar
la medalla y apretar los puños
de este modo;
evadir el conflicto
que el miedo y el remordimiento
no me atenúa ni solve.

Han de pensar que soy cobarde
como maldición que gritan las rodillas
y han de burlarse de mí que creí
a causa de la castidad temprana del pellejo.
Aquí estoy con los ojos abiertos, pero amenazado.

5-17-2000

Unexamined lives



¿Acerca de quiénes hablan
estas pericas del Viejo Orden,
de la (H)era del Olimpo?
¿Con qué latido de urraca
y cerebro de pollo
nos sirven sus guisos de frases huecas?

¿Por qué despotrican contra los rebeldes
definidos as the worthless herd
of sods and mockers?


Nunca los invitaron a su mesa.
Apenas los dejaron probar la cena
con todas las viandas exquisitas.
El banquete lo efectuaban en secreto
como simposio de ranas y alacranes.

Nada fue más hediondo
que su ética lutero-calvinista;
nada más autoritario que su lema:
Work or Starve!, toma el escudo,
batalla, mata y dispara,
sin hacerte un hombre,
no vuelvas.

De «Memorias de la contracultura»


Yo no sé decir todo lo que quiero,
pero, desde mi bastión de nervios y de células,
me habla un tal vez, que son los hábitos,
que han mordido de mis huesos, su sustancia,
y pregunta a las memorias de mis sensaciones
su por qué que se escapa,
se prohíbe, su cómo
que tiene sus afanes,
tanto como yo los míos.

Estos estímulos privados, los que yo pongo
en códigos de dudas,
en engramas de anhelos infinitos,
¿por qué no se completan?
¿se explica así a la angustia?

II.


¿Cómo funciona la mente
que tengo contenidos
ya apriorísticos y marchas que realizar
y estoy en pausa?
Aquí clavado estoy como cariátide.
¿Qué van a hacer conmigo
ahora que no me dejo predecir
ni controlar, por falta de modestia?

Los que piensan que estoy equivocado
cuando organizo mis caprichos y pregunto...
¿hay raíz en las aguas de lo maravilloso,
o el mundo es este tarro, a mi diestra,
con vómitos y náuseas,
el comportamiento diseñado que deploro?

¿Pedirán que siga siendo el Fidei Defensor
o es, para mí, que se instaura el Servicio Militar
(obligatorio para que sea el mandato
de los war-hawks y comandantes de butaca?

Estéticas / Tantralia Completo / Hijo de Seth

Los días tristes


Este día, triste como es,
tiene ojos grises de aparición,
rostro más real que una molécula
y un resplandor que sus perros
ajota a soles fugitivos.

¡Cuántos ojos grandes como ésos
habré dejado de ver sin poder sonreir
desde mí mismo porque existen
en la raíz de la tarde
y son testigos de lo inverificado!

En este día, mitad perdida en otras voces,
¡soy feliz a pesar de mi irresolución
y mi angustia vacía!

Tan fácil, en apariencia, que sería
ir corriendo a tí y abrazarte y darte gracias
por tus ojos grises y profundos.
Tu mirada es un milagro de la noche.

De Heideggerianas / Brasil / Blogsite / Blogsite / Blogsite

El ladrón más poderoso


Aprende que, absurdamente
como la vida es, muchas veces
la dicha abre la sonrisa.

Los ojos gozan tan pública
y privadamente con las cosas
que nadie te clausura la alegría.

No por decreto y por siempre
en el cotidiano rodar del afán.

¿Quién quitará tus labios y ojos fieros?
¿Quién destajará tus dos manos, corazón,
sin ser un asesino, quién agredirá
tu juventud de flor abierta, quién dejará
de sembrarla y obtendrá honra para sí?

Ninguno y nadie
porque el ladrón más poderoso
también asesina con silencio que culpa
y extirpa a sus verdugos de su esfera.

Está bajo la piel, una alegría
y el rasero, es el escudo admitido
que paradójicamente, cuida de tí,
al menos, uno de tus cantos para el tiempo.

El acto de Cobita

El preguntante

El preguntar inicial no responde nunca él mismo. A él sólo le queda el pensar que concierta al hombre con el escuchar la voz del ser y lo vuelve dispuestos a guardar la verdad del ser: Martin Heidegger


Para más querer, yo soy
el preguntante del te quiero.
Voy a lo más perspícuo del corazón
y no a los labios.

A dientes, voz fuera, todas las palabras gritan.
Son polvorientas. Son como útiles viejos y heredados:
Nur-so-hinfragen.

Acá, con corazón,
el olor de ser propio siempre duele.
Impregna cada verbo, interpela sin cesar
a los sordos oídos de las cosas
y se odia en ellos y muere.

Para querer ... pregunto
herido como perro.
Ladro a la noche expresa de la luz.

He sido estremecido con pedradas
en el ahí que me solve
y sobrevivo manifiesto, real y atribulado.

Para más querer, te investigo,
corazón, antes del habla
y de toda conceptuabilidad.

6-1-1976 / Heideggerianas en carlos92701

Autenticidad

¡Qué ricamente nos moja la ola,
la auténtica oleada de lo vivo,
qué interiormente se subjetiva
nuestro espacio,
qué lecciones de unidad y convocatoria
la Naturaleza nos concede:
gravedad y entropía, dualidad
y orden asimétrico, hasta la angustiA
deja de ser un monstruo cuando vivimos
la Maya sin miopía!

De Heideggerianas / 3

La casa cerrada


La casa fue cerrada. Hoy se ignora
si tuvo puertas y ventanas. Está hechizada
por una cotidiana pérdida de soles y vivencias.
Las veredas oscuras son jardines marchitos.

Ser-en el mundo deyecto
con el corazón oculto a sí, da ganas
de volver sobre los pasos
y dejar el decadente sueño divertido,
ya especulado en muchedumbre
y aplaudido por esas luces fatuas,
las ideologías.

Ganas dan, sí, de irse y ya no-siendo,
dejar la casa que vela el desamparo
y volver, miserable y desnudo como fuimos,
animales de bellota, brutos, tontos, al destino
de culebra y la alambrada
y al polvo del desierto.

5-7-1974 / De Heideggerianas / Se llamaba Federico

Voces en común que comuniquen

Being-in-the-world has always dispersed itself or even split itself up into definite ways of Being-in: having to do with something, producing something, attending to something and looking after it, making use of something, giving something up and letting it go, undertaking, accomplishing, evincing, interrogating, considering, discussing, determining: Martin Heidegger


¿Son escenarios invisibles? No. Sólo
mis ríos mentales, epinefrina. Salgo a la calle
para hallar voces en común que comuniquen.

Descubro que para nada han servido
los textos de extravío cuando, entre tumbos,
salí para encontrarles. Con verdades sicológicas
y útiles a la mano, ni carpinteros nos supimos.

Cuando más cautivo estuve
en este cavilar sin fruto, mi porción
se halló en tus manos, Beula.
No la dijíste tuya ni la dijíste mía.

No la cantaste ni a tus hijos.
Ni a mis vecinos. Ni a los tuyos.
No añadirás mi voz a tus horas muertas,
al asueto consolante con que piensas y sufres.

Es tu hemisferio ulterior, tu geografía
en la rutina del ahí, nos desconocimos;
por más que dije:
Háblame. Yo me oigo en tí.

Del libro Heideggerianas / Fray Juan y el reloj

Privadamente

Hay que urdir en secreto,
privadamente,
el modo de echarlos de los predios.

Impugnar la cercanía del intruso
que muerde la sustancia
más propia y anhelada
de los sueños
con negligencia de truhán.

Me han herido
cuando el ladrido comienza
y callo porque nadie responde.
Cierro mi libro cuando les veo que llegan

Mi canto continúo cuando ya están lejos.
Voy al exilio más oscuro, más desconocido,
cuando vienen con quincalla de espejuelos
y trance de alabanza y falsas bendiciones.

12-7-1995 / De El Hombre extendido

Como creador te celaré

Como creador te celaré,
querré que me busque tu mirada.
Por algo hice la córnea
como ventana transparente
y al iris dí policromías para que cumpla
con las demandas y complacencias
de muchas multitudes.

Orgullosamente, sensible
al movimiento de mi boca, tú buscarás
mi beso hasta en el punto ciego
y en el lente cristalino
del fantasma lujurioso y cambiadizo.

Voy a encantar la niña de tus ojos,
tu alma que ríe, tu emoción
que llora y humece
el azul del firmamento.

19-9-1980 / Del libro El Hombre extendido / El guabá

Te fundaré los ojos


Te fundaré los ojos
como dos capangos, duros
en apariencia de cristal
porque la luz se olvida
y los ciegos taimados y brutales,
por engaño, la arrebatan.
La encubren.

Haré tus ojos blandos, por igual.
Y una dulzura insertaré en ellos,
bellotas diminutas
con las estrías secretas
por su corteza blanda.

Filtros de luz serán.
A veces, en la disparidad biocular
y por información insuficiente
del fenómeno, será como quieren,
caprichosos, desafiantes.

Si hay miseria visual en la fovea
no será la culpa de tus ojos.

¡Yo los quise así, tentadores!
Como blinda será tu horizonte.
Con fino material
de oxidasa citocrómica
te haré las córneas,
los músculos ciliares y los nervios,
¡y unas pestañas largas,
peludicas, bien soñadas!

Con lluvia de axonas que proceden
de tu corteza estriada,
con conos y bastonzuelos,
haldearán tus gestos de pupilas,
dilatadas en la penumbra,
casi diminutas
y por luz, deslumbradas.
Tus miradas tendrán filos de espadas;
quietos secretos de tumba.

9-2-1979 / Del libro El hombre extendido / El loro Guillé

Las manos sucias

No quise yo las manos sucias
y el dolor estaba allí, pidiéndolas,
cayéndose de las uñas con su canción amarga
de ríos rojos y un fusil.

No iba el corazón a la alborada,
no iba con vuelo sobre la arena
del rostro del desierto, aornis.

Era una brigada aguerrida
de gusanos de Jacob,
shabat de lunas y lobos y tormentos.

No quise la estrella, no fue un mazzal,
sino fuego odiosamente humano
y temeridad y medianía de consenso.

Sin aquel báculo biológico
que separó la sangre y la caída,
¿quién dirá soy rey, o se hará amar
por los soles más altos
en la mañana de Sión?

La señal nació al pelear con el ángel,
Peniel en la mirada, Peniel recóndito
en la carne; pero está descoyuntada
la cadera y el dolor sigue ahí,
chamuscado, frío en la ceniza de los años,
quieto en la noria, insurrecto.

No quise yo, girar así, ni aún naciéndome
en la herida de mi pueblo,
ni aún viendo mis manos sucias
mi paso, heroico y rengo.

Carlos López Dzur

Desde hoy me llamarás Deseo

Desde hoy me llamarás
Deseo / Alegría / ausencia de tristeza.
Que sean otros los que me digan
Puta Muerte / hechicera / choripanta traicionera.

No tú, Carlos, orfebre de palabras. Cántame
como canta el beso tierno a los labios.

Admira mi boca roja de vanadio.
Abre mis muslos, mira la charca en que nacíste;
sumérjete en mi parto; nazcamos juntos
en el amor de la voluntad de belleza.

Te prestaré la joya de Gersimi.
Te haré nacer en la luz de los mares.
Edén llamaré a tu isla, alcoiris su libertad.
Libre albedrío, tu consciencia.

Tu nuevo Yo, el que no cesa,
lo fundaré en el acto
que se llama Armonía.

De Yo soy la muerte / En Casa del Poeta Peruano

A ellos no les cierro los ojos

Hay hombres / bestias / entes / seres que yo no quiero ver.
Son los que dejaron de pensarse como egos cesativos.
Me dan asco y no voy a sus camas a entregarles
su futuro sepulcro. A ellos no les cierro los ojos.

Yo no. Otros que sean los que susurren
una mentira para ellos: «Están muertos».
No me arropan las colchas de esos cadáveres vivientes.

Me gusta más tu cobija y tu cuerpo desnudo
que me adivina, me acaricia, me sube con manos
tiernas, esplendorosas, pequeñas, al estómago.

¡Tú me has amado, me invocas, me respetas:
tú me llamas hermana, madre, mujer, amante,
materia prima de tus ansias,
pulpa femenina de tus sueños!

¡Cómo me amas, enano,
desde la flor de tus cinco sentidos!
Me siento más bella cuando tú me quieres.

Del libro Yo soy la muerte / Blogsite

Sitios Web / Bloggers / amigos

Este es un listado de autores y lugares que visito con frecuencia y, por cuyos méritos, los recomiendo a mis visitantes. Son mis sitios de lectura y amistad:

Entrevista / Abelardo García

Ana María Fuster Lavín

Indymedia

Poesía, Literatura y Filosofía

En Casa del Poeta Peruano

Blogspot

Blogsitedirectory / Angelfire

Zoomblog

El Zorro

Wikipedia

Cronología / Ramón Luis Cardé Serrano

Nueva Literatura

Entre Amigos / Revista

Yván Silén

Alberto Martínez Márquez

Desde el Límite

Poesía argentina / revista

El perro andaluz

Poesía social

Argos / revista

Cartas Recibidas

Indice / USA

Index / España

Index 1

Alas para volar / Fanny G. Jaretón

Tantralia Completo

Astrolabio / Portal

Voz Al Mundo / revista

Archivo del Blog / Carlos López Dzur

Hijos de mis cinco sentidos


A los míos, a los que llamo Mis Hijos,
Pueblo Amado, enanos de los Cinco Sentidos,
mi esencia doy, instruyo con la sorpresiva presencia
de mi hallazgo, con la irrupción acompañante
del Ser-mío; doy mi pan que es dulce muerte,
y la continuidad de otra vida, el Futuro.

¡Bendito sea el que quiere un porvenir
y lo jala por el calcañar y el que siendo güero
y velludo como una pellizca, se resurge, se plasma
con presencia sublime con dos querubines
en sus ojos y emocionada voz que dice:

«¡Aquí estoy, quiéreme como al primus inter pares!
Asómame pues a la vida que entre sombras estoy
y sediento por autenticidades. ¡Házme cantar
para los vivos porque en vano me cansé
por hacerlo a los muertos! Yo soy el ladrón
que más amo lo que tienes en lo oculto
y, más allá del tiempo de mis años,
me gustarás como mi cómplice
y acompañarte, Viajera Oscura».


Del libro Yo soy la muerte / Zoomblog / Meditaciones sobre el hijo de Seth

Los folcloristas del crimen

Ustedes son peores.
Han cantado corridos para los criminales,
el narco, el vicioso, los exterminadores;
los idealizan puercamente
con su chueca lealtad de mercenarios.

Sustituyeron, perversos, el honesto
testimonio del que se dolió hasta la sangre
para danzar sus pies con furia de galaxia
por lo bueno y lo hermoso.

Pues bien, no andarán conmigo
ni brotarán canciones de sus labios.
No se llagarán en estigmas de amor
para que yo les cure, no compartirán
conmigo, misterio y llama.

Hagan sus corridos, tigres del Norte pudrido,
sur de mentacatos, homicidio y descarrío.
Prediquen sus razones oscuras, sean pavlovianos
con los monos y los perros de sus folclorismos.

De Yo soy la muerte / Blogsitedirectory / Angelfire / Poesía, Literatura y Filosofía

Los criminales


Anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles
de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados,
de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos,
por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la Tierra:

Hebreos 11:37-38

A otros en cambio les diré: Ustedes son peores.
Tienen el corazón vacío.
Vestidos están de crímenes hasta la médula;
pero se reúnen a invocar los nombres
que ellos conocieron, sin la culpa que a ustedes acusa.

Sin las lágrimas de puercos, brutos gadarenos,
tan hambrientos, pobres, maltratados, cubiertos
de pieles de ovejas y cabras, fugitivos de allá para acá,
sustituyen por sus caprichos a los autenticados
por su fe, su creatividad, su justicia.

¿Qué ofrenda van a dar, a dejar por testimonio?
Ustedes son peores; echaron a Agar al hambre,
al abandono; levantaron un puñal contra el niño risueño,
Isaac de la promesa; ¿para qué hablan entonces?
¿para qué su estado y su sacerdocio?
¿para que su democracia y su humanismo cívico?
¿para qué su chueca lealtad de mercenarios
en nombre del más útil, o el más apto?

Al que todo lo sufre, lo vive y lo declara,
al que se ha dolido hasta la sangre, han ido a buscarlo,
les dieron patadas, abrieron a espada sus vientres.

De Yo soy la muerte

A Moncho Lira

A Ramón María Torres, pionero del canto poético
en el Pueblo de San Sebastián del Pepino / Puerto Rico


...soltamos la palabra que es relámpago.
Iluminamos el coñazo de la Tierra
y cada trueno es el tambor
del latido universal y poderoso.
Sabemos el pálpito al misterio
y el pulso a las arterias
de cada árbol y bestia
y pájaro y lagarto.

Sabemos el color a toda imagen
y el rostro a toda visión y el aroma
a toda alborada, la humedad a la sangre.

Si nuestra voz se calla, el trayecto
de nuestra mudez es la Muerte,
pero la vida sigue ahí, vuelve
como anillo sideral y silueta
de metáforas latentes,
orbitantes, volátiles,
con prisa de hermosura.

Respiramos una música escondida
que todavía no es canción
en la boca del mundo,
pero que lo será y a veces, lo es...
porque el poeta es shamán entre shamanes
con mitología y en las profundas playas
(donde aún no llegan los peces perdidos)
lanza él la red de la esperanza
y la convocatoria.

Salva el poema ahí-donde...
la muerte nos vigila y el anzuelo homicida
caza a los prosaicos, mata al inocente,
detiene y pesca a los incrédulos.

Hay quienes preservamos
la distancia porque hay algunos
que odian la música
y no saben oír
y no saben amar,
mucho menos, verse
en octavas de atracción
permanente y contínua.

Entre aquellos que susurran
con equívoca rivalidad
de modelos mecánico-causales
está la varonía de los asténicos,
tróficas mentes, unidimensionales,
estériles de ojos blancos,
con un negro óseo, sin vuelo,
bajo la nube y la viga pupilaria
y con una sola voz para decirlo todo.

Ellos gritan y crujen y gimen
(dizque por elucidaciones), pero,
en su lugar, construyen
una clínica epidemia
hecha de ciegas medidas.

Los apasionados sufrimos y gozamos
por causa del sonido y la idea,
la gracia y la ironía,
los tonos y las promesas,
los silencios sin mudez,
el trino y las certidumbres,
el fuego y las lealtades,
las tristezas y las fantasías.

¡Qué ricamente nos llena la ola,
qué interior nos subjetiva en el espacio,
qué lecciones de unidad y convocatoria
nos dan: la Naturaleza, la Muerte,
la espera, el karma,
la gravedad y la entropía,
la dualidad y el orden asimétrico
que guarda como monstruo
la Maya sin miopía!

16-6-1989 / Del libro Yo soy la muerte

La muerte mediática

Todo parroquiano... ingenuamente cree lo que le dicen
como lo que realmente sucede:
Rafael Bautista


Prisa de hacer justicia tienen los piadosos;
prisa de hacer sentido tienen los comerciantes
de la muerte (cuando es el pueblo quien produce el sentido).
Pese a lo agónico y extraño que sobrevive en su miseria,
prisa de que no se mueran los ideologemas dominantes
(por el bien del tranquilo y piadoso receptor
de informaciones), tienen los actores
de la guerra de los medios: la tele, el cine, la radio.

Hay círculos de sabios y expertos neosocráticos,
tecnócratas de enjundia globalizadora, círculos
de empresarios que vuelan con halcones,
políticos que sin the mass-media
no son nada, hay que inflarlos para que tengan aire.
Hay que acercar una silla para que pongan el culo
Muchos son lo que hablando se pedan
y cuya voz, (le)trina.

Artífices de conflictos sin base.
pero el escándalo en los medios vende
y resucita al torpe ego que explora sus apoyos
en el pueblo ignaro; prisa de fanfarrias y banquete
con los «triunfadores»... tienen las ratas,
voces de cagarriches, hoy vestidas de payaso,
radio-tele-animadores; wanabees de distintas razas,
colores y torpezas, raleas consagradas
por la complicidad del pueblo miserable;
en conjunto, piolines, cucuys, radiombembas,
voces de mala muerte en el aire, la irreverencia,
el insulto, lo soez, la pretensiosidad
de los panchos del rancho.

De Yo soy la muerte / Blogspot

Los vendidos consagrados


Bendita boca tiene el que lee de los prompters.
El que tiene ojitos verdes, charisma de labios,
y es blanco y se encobarta, y su voz modulada
valida las intensidades gratas,
confianza de quien escucha,
credibilidad por lo que dice aunque sea
el Día del Inocente y del Santo Disparate.

Quien no ofende a Dios ni al Diablo,
al noticierista se parece, con multinacionales
de la comunicación conserva sus colmillos.
Atemporal emisario en medio de este mundo
será: por cuanto el mundo es...
cruel, brutal, impiadoso, corrupto,
manglar que apesta por mundano,
hervor que hierve con pánico del Hades.

Santificados los exorcistas de la tele
que todo lo respaldan con el vídeo y estadísticas
que tienen para todo aún para el sinsentido
de los dizque prudentes y lo inhumano
de las divas divinas y los niños inocentes.

Santificada sea la libre expresión.
Ellos globalizan el misterio del poder
y ponen lo cercano distante y lo lejano
tan próximo, a la mano; ellos calman el temor,
espantan la muerte, nos reposan, nos llenan
de la adicción de oírlos. Piensan por nosotros.
Y nos consuelan, porque ya…
no sabemos pensar ni consolarnos...

De Yo soy la muerte / Meditaciones sobre el hijo de Seth

La desesperanza


Sin esperanza cada andrajo es más frío,
Más lepra, araña venenosa, aguijón y larva depravada.

¿De qué sirve la espiga y la humedad espesa,
las fuertes manos y mis propias raíces?

Sin esperanza no hay visión germinal?
No hay posibilidades. Infinito. Bostézame.

Entrégame el Aleph y házme como él,
Mago del Aire: ¿alguna sombra del amor
es suficiente?

24-11-1979 / Zoomblog / Blogspot

La gloria cavernaria


Esta gloria de caverna me devuelve
la gruta de dulces salvajes, luchadores,
el río de las muchachas atroces, cálidas,
maternales, uterinas, quienes recobrarán
las voces y los pájaros en la mañana venidera.
En la náusea del pasado, no serán sus hijos
mercancía homogeneizada, lerdos vástagos
de la historia torpe y mezquina.

El sol y la negrura están pariendo
y en las rodillas se raja el ferroníquil
y el gneis dispara más palabras
que las que jamás he hablado.
Les daré nuevos cuerpos, ropas blancas.

Me arrastra la gravedad consigo
hasta el colmo de un dios escarabajo
para que se abra mi corazón desde lo oscuro
como una granada iluminada, estallante,
donde un hubo una pausa de dolor y angustia
y ahora exije su porvenir, barca de gloria, destino.

4-4-1977 / My Blogsite / Alas para volar / Fanny G. Jaretón

Ya no me detengo


Abro mi paso. Yo no me detengo.
Mi prisa empuja secretamente lo que encuentra
y no puede evitarlo. Echate a un lado, cadáver vivo,
si observas que este viento arrecia en forma de persona
o se navega la barca que lo auxilia con su preciosa carga.

El sol está en mi sangre y lleva lo mejor del mundo:
estos egos cesados, este premio de muertos.
Me acompaña una zona vibrante de silencio
que como tal azota el luto y vomita sus cráteres.
Consumió lo que pudo desde su garganta
que tiene sed de alba.

A mis pies circula el río más caudaloso
(de tu monte, Carlos) y me añade la premura que me falta.
Me alcanza, me empuja, me reanima. De los valores
recobra a los ausentes remolinos y con la lengua
perfora más agujeros que los que queman en las almas.

¡Qué violenta y golosa es la tierra que conozco
por causa de esta prisa, de los pies a la boca!
Voy donde me lleva la promesa más pura,
la vida que brinca entre charcos y vientos,
de norte a sur, de meridiano en meridiano.

1-7-1977 / Blogspot / Poesía, Literatura y Filosofía

Ha muerto tu rey, Marianita



Ha muerto tu rey, Marianita,
niña de mano caliente, quemapueblos.
El que no servió para nada, a no ser
para morir enfermo en La Granja,
dio su tosido final, se lo llevó la brisa
o el Viento del Sur. O una estrella polar.

Fernando VII se quejó por la mucha
pólvora que cae sobre su pecho
cuando tú lo miras desnudo…
y le llamas mi rey, como si fueras
su pequeña infanta, Isabelita.
Lo mismo es que lo llames en Caracas
o desde el alma que te enseñó en Pepino
que eres una historia en el libro del dolor
de Moncho Lira, a él, al rey,
lo quisíste porque eres
sentimental, soñadora, pura, agradecida…
así se quiere al acaecer,
padre putativo del Ser
y la Muerte.

Se murió, Mariana, corre, vé y díle
a Juan Orfila Pons y Doña Nicolasa
que con una mano caliente,
tu mano y tu vela, limpiaste
la memoria de traiciones.
Te díste la catharsis
y por razón del coraje y lo que hicíste,
contento estará tu padre, Mariana.

Tu rey viejo y nefario no supo
conciliarse con nadie, y lo quemaste,
como se quema con aceite
el torso suave, efébico, de Cupido.
El odió a Simón Bolívar,
a Sucre, San Martín, Itúrbide;
odió a Miranda, a Washington,
a enciclopedistas, a Dantón,
a jacobinos, a pobres de La Bastilla…

¡Ah, puta sangre y pragmáticas sanciones!
Odiaba él todo, a todos, no se salvaba nadie
y el odio es muerte que busca derramarse,
vaso de impaciencia al que ya
no cabe una gota más de enojo.

* Murió el 29 de septiembre de 1833.

De Yo soy la muerte / Poesía, Literatura y Filosofía

La muerte social


Hoy se muere más que ayer,
se muere más que la bestia que no sabe
que muere, pero mira su alma.
Se vive menos para sí. Lo atrapan.
Con menos libertad se siente el hombre,
con más violencia trova sus despedidas.
La muerte es ya social,
síquica, externa, fruta amarga
de la angustia.

El individuo se empeñó en ser honesto
en todo cuanto podía. Se hizo autocrítico
y protegió su compasión como al Tao.

Con lo que no contó es que un demonio oralizado
y poderoso que vivía en la atmósfera del mundo
(en las esferas cool, light, políticamente correctas),
cónsono al civilismo, lo tontearía sin descanso,
cotidianamente, con las mañas aprendidas
de la fruición pasiva, el receptor guandajo
con su control remoto y su caja idiotizante
llena del olor del pop-corn y mantequilla,
juicios de fabulación para la tabula rasa
de los entontecidos.

De Yo soy la muerte / Meditaciones sobre el hijo de Seth

Marco Antonio y Cleopatra


Al despertarse en la mañana
(porque ha sudado el luto de la noche),
mire a todos lados, dice Marco Antonio.

Los ojos de Cleopatra
tendrán que ser sus lámparas.
Añore, adivine, busque ese olor
que en la cocina del mar navega
como si anunciara al apetito
el caldo más gustoso,
el plato de la honra.

Desvista a tal deleite
(dice Marco Antonio).
A la nariz, desposítela
bajo el mismo descanso
que la boca disfruta,
llenándose de pelos.

Sepa que es ella
que sale hacia los deltas más ricos en aras
de sus sueños más escondidos e inéditos,
peregrina entre pirámides de la mar.

II.


Cleopatra hierve, condimentada,
con la espesa y sólida carne,
grata de aroma, dulce a los labios.
Sumérjase en el hambre de probarla,
dice Marco Antonio;
hágasela de desayuno y cena.
No se detenga. Cocínela.

Subviértala en sazón bajo sus costillas
y cíñala al gesto de sus manos, con gusto de canela.
Que aprenda la ternura con que su boca la quiere
y el rigor de la vara que manda en el apremio
su vientre es femenino y no tiene sequedales
sino traviesas barranqueras
para el cordero que se niega al degüello.

Ella es el gneis, lo más profundo,
gaia que hierve en el plato fecundo de la tierra...
(¡que no se enfríe, dice Marco Antonio,
ni cese su empeño de comerla!)


III.


Encímesele para cortarle a besos todas sus venas
y chupar las leches de sus misterios juveniles.
Que ese guisado exótico se quede consigo
cleopatriándole en su nueva patria de delicia.

Para mi plato se hicieron sus caderas,
dice Marco Antonio.
Ella es la nalga que salva.
El corpus que habría de venir.
La prometida Vulva Celestial.

No hay otro paraíso que dejarse oprimir el vientre,
llenándose epicúreamente de ella y de su ombligo.
El banquete de sus huesos
sobre nuestros hombros, rechupados tobillos,
salados por nuestra boca
y pantorrillas en alto, convertidas en cielos...

Ponga una cucharadita de malicia
a esa fusión de algas y olas,
a esa entrega de maromas marinas.
No es tanto una guerra la que lucha.
No es una venganza.

No es una agresiva avanzada de la adrenalina
para sembrar telarañas en la sangre
y vergüenza en los nervios.
¡Es un regreso a la patria de Cleo,
un consumo, un banquete,
el repartimiento de secretos callados
que la carne tiene y que, con amor, despiertan!

«Pero no la pierda», dice Marco Antonio:
Cleopatra no aparece de ordinario!
No se le tiene siempre.

Ella no se tienta con el primer baboso que la invoque,
ella no pide la mirada prestada ni se mira en cualquiera.
Los ojos que ella trae, borrachos de ahínco,
tienen ganas de salvarse
de la estúpida obviedad que la circunda.

Son rivales del falso amor
y del diseñado sub-comportamiento
y por eso son dos lámparas quemantes,
y por eso son las rutas al suicidio
y a la redención incomprensible.

IV.


Cuando Cleopatra ilumine su mañana
y el hambre le torture, con ansias de bocados
apasionadamente nuevos y emergentes,
sedúzcala sobre las alfombras,
dice Marco Antonio,
en los pasillos de las oficinas,
en los estacionamientos,
en los ascensores o en los parques públicos
del ansia, en la privacidad de las torres
del anhelo que se pinta imposible,
a los cuatro vientos de los mares...
y ésto será delicia en la boca del áspid
y, sin duda, complicidad de amantes,
que han hallado, por fortuna,
la forma más perfecta y sabrosa de matarse.

De Yo soy la muerte / My Blogsite / Blogspot

Ibris


Cuando fuíste primitiva, originariamente diseñada,
Vida, fruta del cosmos, me díste deseo,
miedo, voluntad sobreviviente, ¿pudíste entonces
ser más generosa? Fuíste principio desatado del bíos,
el forcejeo con los mitocondriones y el desbordamientos del Ibris.

Pero los que te vieron ayer, sin la usanza de golpes de pecho,
y lamidas frívolas y ascos y ñáñaras, ¡mucho más
de tu dulzura, fruta del Todo, han conocido!
Son los pioneros de tus devociones,
bayas del placer infinito, vainas de la Delicia.

2.


Soy un pedacito de presente que te invoca.
Y pelaré tu cuerpo, fruta del cosmos, con este beso,
con afán, mordiéndote de tal modo que cuando estés desnuda,
sepa que eres la causa de todo lo que existe.
Que vencíste la fromulación arbitrraria y opresiva
de lo adjetivo a este mundo y los filosofemas
de la historia, mi pasado, mis muchas vidas previas
modiendo la pulpa, sin mecerte en geotropismos de la aurora.

Ya no son necesarios ni sistemas ni epistemologías
para quererte entender lo que das, fruta tras fruta.
Eres la vida-muerte, el final del comienzo, nada más.
Se goza de tu amor al primer bocado.
Y, como flor entre dientes, se muerde en tu gruta
y en tus vísceras, por la ternura precisa,
el necesario alimento.

8-2-1997 / My Blogsite /
Exactpages / 2

Mito-poema


Te abriré, mitopoema
porque estás más allá de habla caprichosa.
De estas murallas secas donde la gente
come vidrio y escupe lajas.

Yo sí creo en el Jardín con manzanas
de núcleo medulares e ígneos.
No me quedo sobre fiambre de tejones y espejismos.
Yo sí quiero la muerte, la vida, y seré un revendón
de estas verdades, los frutos.

Solazaré mis dedos por las grietas.
Buscaré la semilla, lo Eterno.
El que escrutó los grumos, las espinas,
y dijo «me es suficiente», no sabe de tus colores
más bellos, no sabe decir: «¡Existes!»

A corte de machete, dividiré las horas del presente
y los objetivos que guardaste dentro de la pepa.
Cantaré cuando el sol se despida desde esta orilla
a la pulpa blanda como vientre, com alma.

Habrá objetivos que no pueda decir todavía
que son míos, hortalizas prohibidas por ahora.
Las dejaré crecer y madurar para mí.
Vendré cuando me digas, renaceré.
Y sabré que hay sustancias para otros ojos
que me llevan ventaja, viejos almas
con eterno espíritu y cuyas gargantas
ya no conocen amargura; una visión estuvo
inserta en las estrofas del origen.


De Yo soy la muerte / Blogspot

El ladrón sublime



Hurto la vida al por mayor
y mis clientes me roban, hurtamos
mutuamente compensados.
Les comunico epidémicos modos del habla
para fugarse del cadalso, la cámara ardente,
el Gran Sacrificador, Kasher,
la hoz y el martillo (estalinismo),
la prisión, el fusil, la horca, el garrote
y la Torre de Londres.

Los herederos de Joaquín de Fiore
la historia del mundo la quieren para sí,
el Orden de la Monarquía por voz del Rey
es Edad el Padre y es él quien roba y reparte
y el Hijo, «pico de oro», cree que todo lo merece
y en repúblicas bananeras, anárquicas,
corruptas, plutocráticas, esconde
su avaricia, su tráfico de influencias,
su ausencia de probidad y de justicia.

Todo lo quieren para sí,
hijos descritos por Joaquín de Fiore,
hijos de Rey, al que le llaman Padre,
hijos de la República a la que llaman fraternos
(¡sí!, fraternos hijos de la chingada).

Mis ladrones no se esconden.
No es vergüenza robar el Espíritu.
No es vil tarea admitir mutuamente
y hacer espacio para él, en la carne.

2.


Ser ladrón en negocios su pasión cobra.
Su precio conlleva. Los hipócritas se acercan
para que yo les regale mi espíritu
y les llene sus carteras de poesía.

Entonces, ¿qué hacer si no pasarles
gato por liebre y enviarlos a su cuarentena?
Este germen de Hesychia es contaminante.
La lepra verdadera es este tránsito epidémico
en el vientre de Jonás, en el dolor del profeta.

Pero sólo en este trámite se muere
en el Yo que cesa, te aniquilas
sobre un altar, junto a la divina presencia
atestiguante, originaria y pura.

De Yo soy la muerte / El Zorro

La reencarnación

All poets are Jews: Marin Tsvetayeva


Fui en la unidad de la cuna montañosa
y las grandes distancias me fueron
separando en noches de siglos.

Fui el primero en escribir la lengua báltica
con carcajadas lituanas y resquicios albanos.
Soy hitita y frigio, proto-indoeropeo.

Río en el Lejano Oriente de Tocaria
y en el valle siberiano, frío cachondo
con dientes de navaja y mudas y cansadas

cuarentenas, a oscuras, entre huesos
más enormes que los míos, me silencio.
Larga historia tenemos los pescadores,
los navegantes, nuebos dueños del pez
y las nerviosas y fugaces musas de los ríos.

Los sepultados en ballenas miramos
la vida del estómago; buscamos las costillas
al cosmos y, claro está, sorbemos
de la pegajosa abundancia de la grasa,
la álbumena y el bíos. Apredimos
a usarla para las vivas tortas
y los dulces casabes.

Y trovamos la gran canción de los puñales,
las leznas, las adargas y la kurda mercadería.
¿Para qué callar la metarulgia si echamos
piel de bronce en Remedello, Gaudo y Rinaldone?
¿Para qué negar la Tumba de la Viuda
y las mulas cargadas de cobre?

2.


Vivir para no conocer es pérdida de tiemo
y el tiempo es oro. No robaré oro desconocido
de manos sin sudor, sin cuarentena.
Hurtaré, desde hoy, tiempo para mi danza,
pulcro tiempo. solitario e íntimo.
para lo más bonito y eficaz del misterio:
el dolor que se transforma en vida,
su duración que es gozo.
Su visión, que es poesía.

De Yo soy la muerte / Meditaciones sobre el hijo de Seth

La invención del alma


Me inventé el alma, moneda por moneda,
hasta que de la mar, como cartera vacía
o botín de sales y espumas, no quedó
por fuego ni la mínima llama.

El último pez se tragó el cosmos.
Microcosmos es mi alma, mi núcleo,
un holograma, el espíritu. Entonces,
descansé en paz y Muerte, tú conmigo.

Cerré los tianguis que son olas.
Mis talleres cerré, burbuja por burbaja.
Y me dije: Príncipe del Reposo.

2.


Como mercader de muchos mundos bajo el agua,
sobreviví las cuarentenas y me hallé en el vientre salobre
de la noche u se hjizo el día de escapar, bien vomitado
con el deseo cabrón de hablar al prójimo
y comprar / vender los secretos de la espuma
que sólo se aprenden del Seol, lleno de vida.

Por eso, inmortal / mortal, soy la perla de los años.
Sedimento incrustado en la boca de la Gran Quimera.

3.


Vencí las algas y las sedes minerales
(la demencia que no tuvo palabras y devine,
contínuo, evolutivo, reencarnate, como el varón divino,
conocedor de todos los rituales del oleaje
y las delicias subjetivas del Verbo,
o soy Nabi, Kalu, Mosheh
y, en cuanto tales, te cosecho, boca de trueno.

Defino no espacios meramente lineales.
Voy por lo ilimitado, lo infinito, no sólo sucesivo
y analógico, simétrico. Lastimo el caos,
robo en los mercados de la onda y sé secretos
que grita desde el aire un pez que saltó
hasta el infinito y se trepó en las galaxias
con alas invisibles; él robó el fuego
y derritió los témpanos del alma
y volvimos a fluir y avanzar
sobre las estepas bálticas y eslavas.

Nos detuvimos en los fiordos noruegos
y buscamos los chapuzones interiores
en los mares de Armenia y Anatolia
y se hallaron mis palabras nuevas
más allá del Mar Caspio y los ríos
Dnieper y Volga, donde dí señal
y sílabas de sueños al inventar el Salmo,
el grito de contento, la elegía y la protesta,
la malicia, la consigna, la erótica,
el interior sobreviviente.

Hoy sigo en la tarea. Navegué por la Estigia.
Ví las aguas del remordimiento, ahogué
una porción de recuerdos, pero no mi perpetuar
que oye. Ese lo traigo en el silencio que habla.

De Yo soy la muerte / Zoomblog

Levantar un mundo

A Fray Bartolomé Las Casas (1474-1566)


Porque la muerte es la transición que vibra
en andanzas, en jaldas de caminares, cuesta arriba,
llegó el historiador, el prelado y el artista de una paz extraña.
El buscó que haya obra, que se levante un mundo,
que lo sagrado se abra y el proyecto se edifique en gloria.

El insinuaba la colonización sin armas,
el trabajo de la fe en recto espiritu social.
Eregir es consagrar cuanto se conoce,
dotar en el sentido de que una esencialidad
que sí, se quiere pura, esplendorosa,
dará las directrices.

Desde 1514, él lo quería y lo soñaba
y se fue a Cumaná, organizó su colonia de labradores,
el primer proyecto de la fe y el trabajo, de la compasión
y el futuro, pero, ay tristeza, fracasó. Venezuela, el fracaso.
Hay muertes económicas, hay muertes homicidas,
hay muertes como aquella de 1521,
utópica en el fondo, muerte gozosa para el vil
a causa del desprestigio organizado.

«Cumaná me has matado». La matanza
fue ejecutada contra sus colonos en faenas;
sembradores de ilusiones, labriegos a la tierra convocados
y, finalmente, pasados por espada de crucificadores.

Entonces, él se hizo dominico.
Un año después de que dijeron lo que hoy:
«Es utópico, majadero, mentiroso, soñador
del lado equivocado». Obispo de Chiapas (1544-47),
fue entonces y su nombre, Bartolomé.

Como primer prelado de América se le conoce
y fue nombrado en medio de matanzas, envidias y rencores.
Amaba al indio, al negro que heredaría el mismo
mal servicio y mal trato. Ay tristeza, tendría
que ser-obra de la obra de sus iniciales rectitudes.

Para que evitarse los equívocos al erigir un templo,
al rehacer el proyecto como tierra redenta y nuevo reino,
dijo que hasta en la fatalidad de la ausencia de dios,
el mundore genera el mundo. Obtuvo la cédula que prohibió
la esclavitud, al siervo en trabajo brutal y obligatorio.
Fue en Perú, tras su viaje (en 1530) a la Metrópolis.

Ya todos en América, de Nueva España al Caribe,
lo supimos. Las Casas no se duerme en los laureles.
Viejo trabaja, viejo vive, para ser la obra
de levantar un mundo, un eterno recuerdo.

6-6-1983 /
Archivo del Blog / Carlos López Dzur / Poesía, Literatura y Filosofía

viernes, 10 de agosto de 2007

Como una uva pequeña

Before inflation ocurred, the universe was much smaller than we might otherwise think, and all its parts have been in contact with one another… Although the details of how the rapid expansion ocurred a little complicated, the end result is that in very, very short time the universe expanded from something with a characteristic size (called its radius of curvature) smaller than that of an individual proton to asomething with a radius of curvature the size of a grapefruit. This rapid ballooning of the size of the universe early in its development is what is called inflation, and a universe that undergoes this process is said to be an inflationary universe: James Trefil


Como uva, tan pequeña, dulcemente jugosa,
tu paciencia fue. Sin embargo, mordía la pregunta inicial
por Mi Ser. Chupaste en Mí. A tus dentalladas las llamé
el Deseo; a tu falta de gozo, llamé grano de mostaza.

Lo primero que te dí, como gratuidad, fue la casa
donde la fe prexiste como el jugo de la uva
y el ardor se percibe como el grano tan compacto:
la mostaza, intensidad sustancial de lo dado.

Pero, antes que Tu Desobediencia, el ente
que fue mi única sustancia, estaba en mí y en tí,
por carambola, cohabitados. Y, cuando me alejé,
para más unificarme, el frío como el hielo, se expande.

Y sentí nostalgia. A más te abandono, te amo.
¡Cómo duele el amor de crear y extender la creación a lo oculto,
cómo duele irse hacia el «en sí» y dejarte, hijo mío!
Junté entonces estofa y realidad para hacerte casa.

Del libro Heideggerianas /
Blogspot / Blogspot / Carlos López Dzur / Blog

El hombre «fuera de sí»

En la época de masas, en la diáspora artificial
del hombre «fuera de sí», lamido y relamido
por lo abstracto, ¿qué puede ese Zorro
(sin poder universal e irrevocable),
qué puede si se come el cable de lo triste
y su nostalgia sensual no es suficiente?

Lo acosará la miseria concreta, la jaula,
la mentira, la tragedia de la sabiduría,
el dolor de Sófocles y Esquilo.

Están simplificándolo todo.
El slogan viene, afilosóficamente
y que sabrá él, el ser reducido
a cualidades esenciales y gastadas.

¿Qué puede el zorro heraclitiano
(con el dinamismo fluído de la vida)
si las alas del Bien se las han ido
destrozando más abajo y más arriba
del topós uranus? ¿Qué hará
ante los predicadores de la lexis?

Kant que mercadea absurdos metafísicos
de moral, discursos superficiales, para los mercaderes
de la fe, junto a otros con utensilios
de imperativos suprasentivos, ventajas
invocadas para el destino categórico?

13-3-1976 / Del libro Heideggerianas Antología

Traer a la presencia

Ser en el mundo es el horizonte a priori de todo conocer, incluída la autoconciencia: Martin Heidegger


Traer a la presencia aquello que no se redime
de sí en la experiencia de la pupila miserable,
aprender a mirar, sin la cáscara del párpado
y los ojos, ¿cómo es que duele así?

Nos duele tanto, como si el espacio se llenara
de mentiras, o los tiempos se anudaran
con los odios, con angustia, ¿cómo es
la existencia de este «quién», sin qué ejemplar
o abstracto fundamento... las cosas ya no
hablan de sustancia, las referencialidades
se fugan a la sorda, a penas recobradas
por el uso en la pesadilla pragmática
del mundo cotidiano...

Traer a la presencia desde un para qué
que esclaviza el ser que siento,
no es acto de conocimiento.

Es desafío, referencia al oficio, comprender
el poder y el ocuparse en lo que puedo ser
a cada instante, atenido al abrirse, al proyectarse
sin ayuda de ninguno, ninguno que me alcance, sí,
antes de mi deliberación o mi victoria reflexiva;
ay, posibilidad mía, oscura precomprensión,
incierta me apesadumbras, ¿cómo te abro
en la temática lógica cerrada, cómo me yergo
a verte y me atengo a lo que entregas?

3-11-1987 / Heideggerianas

Logía, sacar al ente de lo oculto

Hay muchos fenómenos que, o no han sido todavía develados o se hallan en lo turbio. Fenómeno es, en este caso, lo que se-muestra-a sí-mismo; filosofía, por consiguiente, ontología fenomenológica universal que arranca de la hermenéutica de la Existencia: Martin Heidegger

Más que constante presencialidad es el hombre
y yo soy uno. Uno con las venas abiertas en el mundo.
Uno en la pregunta de si conozco ya lo conocido
o me queda un quehacer que no se agota.

Sin embargo, en la omniabarcadora unicidad
de la existencia, es que me pierdo. Sufro.
Es un olfato lo que me salva a veces;
es mi «logía», mi tesoro en lo oculto.

En la red de una ballena oscura, la historia
me tragó; sin elección estoy en el vientre del barro,
en la vagina del fáctico naufragio, en el mundo «en sí»
que me reprime, me esconde. Es el Verfallen.

¿Qué voy a hacer ahora si he caído?
¿Cómo diablos es que podré levantarme?
¡Ay, Jonás!, ¿qué tienes a la mano?
¿qué entes manejables por seres manejados?

Un ente que habla soy: Jonás que se anticipa
a verse oculto, Jonás, en la existencialidad y la caída.

2.


Ningún escondite queda que me satisfaga.
El pasado se diluyó en la arena. No puedo corregirlo
ni por las zorras que amo. El dolor hirió más que suficiente.
A la angustia de su causa, ¿quién la condena?

De aquí salgo, pues me queda el presente
y la muerte que se asoma a grandes pasos.
El naufragio es tedio; la presencia es logía
y proyecto; el cuidarse, torturante, es angustia.

Entonces, ¿qué es lo trascendente?
si no hay moral a priori, si no hay más que la muerte
y la promesa, el futuro, el aprendizaje militante
de sacar los muertos placeres de lo Oscuro,
¿has de ser mi dialéctica?

3.


Dialéctica, la necesidad me dio voz de consuelo,
hálito de espasmo, alta tensión de muta,
como jauría que se enfurece, rivalizando
ese infinito fantasmal venido a menos.

Me sospecho en das Momentum,
irrupción preciosa de la ira, apofánsis de ser
en alba imperiosa de reencuentro.

Seré en la realidad coherentemente.
Ser así, ser ahí: donde sólo es posible lo real,
personal, objetivo, objetivado.
Al fin, lo concreto es mío. Y domeña
el fruto de la tristeza-necesidad-deseo.

Soy, no porque soy cosificado, contenido,
junto a algo, soy en el sentido de los modos
en que todo se destruye, se amenaza, se encubre.
Soy, en cuanto dolor, mi ser finito, mi echada.

... Mas díme, para los días oscuros de mi fenomenología
antes de la dialéctica, cuando sea yo quien me enfrente
a la exclusión del sentimiento y de la fantasía,
a la intencionalidad trunca, a los encubrimientos,
¿qué haré con ente en cuanto está
con su ratio essendi, tan mordido,
e inertes mis instintos, por la razón cognoscente?

¿Qué haré cuando sea mera aparición y me aprese
el que sólo quiere al ente manipulado y oculto
más allá del ser-así real y mi síntesis de imagen,
más allá de los sujetos, más allá del proceso
del espíritu, vinculado al espacio, autoconstituído,
temporal, inespacial cuando conviene, kármico?

Del libro Heideggerianas

La hiena moderna y el zorro eterno

La hiena moderna no hace un ser creador,
no es un ser libre y hacedor como dijo. Sólo devora.
Mi zorro invoca por su parte.

Cada año admite la libertad de su comienzo.
La hiena sabe sólo comer de sus cadáveres.
Se sabe vulnerable ante el terror y el sufrimiento.
Se adelanta a comer primero.
Otros que mueran con hambre.

Pero mi zorro es orgulloso.
Quiere la eternidad para vivir.
Quiere nueva existencia en primavera,
lo puro que se renueva cuando ya todo es
caída, sequía, dolor, pánico en el acontecer,
prohibición, explotación y ultraje.

El invocador cayó en la Historia, pero no cree
en el Todo se vale de los relativismos absolutos
ni en el Ya no hay guía, porque depreca
ante estructuras vivientes, matemáticas,
espirales infinitas de los Tiempos Sagrados,
gestos paradigmáticos de geometría invisible,
puertas hacia la Luz.

No es el camino del Zorro eterno
el de la hiena caníbal que, en la piel del tiempo,
se conforma con carroña, con historia sin proyecto,
con vuelos nocturnos, brujerías que la engaña
con demonios de rondalla...

... cluecas mentiras... puros entes inventados,
rompepoyos del envilecimiento,
cofradías de haraganes, sin espíritu.

De Heideggerianas / Zorro y Aluzina2

El invocador es tan sólo un adeudado

... en el destino del Ser acontecerá lo súbito, lo decisivo, para que el hombre emprenda el camino de regreso al origen y cómo habitar de regreso al Ser, protegiendo lo Cuadrante en su esencia y morar en la esencia más íntima de su ser: Martin Heidegger


El invocador es tan sólo un adeudado.
Un visionario del peligro. Lo olfateará del todo
en lo dispuesto, se irá de las pocilgas de lo inocuo.

Le trajeron la Razón / la Libertad historicista
y no la ve cuajada con encanto, sino con agonía.
Con Razón fundamentadora, sastres de funcionalismo
más cochino, traicionero y decadente, han cosido
los vestidos a la coersión, el ultraje, la uniformidad
y el totalitarismo. ¡Ya ni compiten por ocultar
el suplantaje, el derroche, el cinismo logificante!

Hienas son con el rostro kantiano,
émulas hobbeanas: lobos somos todos
contra el hombre, técnicos del dominio
y dominio tecnificado del todo.

Y el adeudado, cada vez más cautivo
en el dominio de «a la zorra candilazo»,
irá por el sendero de regreso; van a llamarlo
nuevamente primitivo, bestia arcaica,
primate indeseable y tonto.

Del libro Heideggerianas / Blog Archive

Las palabras

¿De cuántas palabras se construye un hombre?
¿Qué cifra de verbos la mujer necesita?
¿Qué edad tiene la voz que articulamos?
¿Qué espacio dar al vocablo encendido,
dónde colocar sus grandes verbos?
¿Envejece el adjetivo?
¿Será niño el viejo que renueva sus años?
¿Es, en verdad, odiosa la palabra rencor?
¿Hay divinas palabras para llamar
al cielo, los amores o al infierno?
¿Habrá un adjetivo inocuo para avisar
las penas y la aniquilación?

Lo que no existe aún,
por falta de palabras,
¿quién lo nombra ante el ansia
profunda de los ojos?

2.


¡Cómo fluyes, río cerrado y absoluto,
cómo te haces querer sin condiciones!
Y no tienes apóstrofes ni comas
ni sangre ni hueso ni argumento ni tramas ni letras,
sólo tambores y flautas y aguas
que son todo sucediendo en suspiro
melódicamente sostenido
desde el fondo de la mar
y el silencio.

De Heideggerianas / Brasil / Blogsite

El bailarín

Bailarín del ritmo de las sílabas,
ocupa tu espacio, pista cósmica
de la página azul de mi sangre.

Panadero de la harina del lenguaje,
amasa mi ser con cosas nuevas
y llueve tus rojos misterios
para los mugres pantanos de mi hemoglobina.

Timbalero de las cuerdas vocales,
retumba con tus manos en mi piel
para que existan regocijos en mi geografía.

Del libro Heideggerianas

La palabra que no baila con cualquiera

A veces, la palabra es verazmente inconmovible
como el amor que no cuaja,
como el deseo que queda insatisfecho
y la caprichosa fiera, jactanciosa, que se burla.

Oíd que la palabra no baila con cualquiera.
Este es su día de rabieta femenina,
su Luna, su pantano de escorpiones,
su cumbre de cabrita cabrona.

Consigo baila.
Ella misma se besa,
se corrompe a solas con su narcismo,
y se desplaza con trámite de nóumeno
como perversa coqueta del lirismo.

Una palabra,
para ser lo que es,
se espía desnuda sus tropos,
lexémicos romances de su ombligo,
sus curvas y caderas
de sibarita fonológica
ante el gran espejo de la mundanidad.

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Cuaternidad

No hay poesía que salga victoriosa de la metafísica: Aforismo 24, Extor Henrique Martínez


Expide aroma grato todo lo que oculta
lo oculto: tierra que se inicia
en charcas de metano, tierra que huele
a manglar, tierra que es cueva y madriguera.
Tierra que calla, desbrujada, lo enterrado.

Para que habite el sembrador, la tarea
se ha fundado. Se echará por semilla a flor de tierra
el más sagrado de los entes, el Hombre Libre.

Colono en ese dado entorno tan genésico,
rumbo hacia el bosque puro, el Claro-Otero
selvas negras hay de tránsito mortal, el misterio.

Los poetas, invocadores y filósofos a la tierra
van y bendecirán la humedad, la dimensión de la raíz
que lame el río y que se hunde con aroma
gratamente en lo profundo: lenguaje óntico-ontológico
de Tu Aliento, pensar originario del Pastor en su morada.

Tierra, habitable para el ser, ahí
te nombro, con AHI que escapa
a las simplicidades reductivas.

2.


Cielo, ya se ha mostrado Tu divinidad
al hombre. Tal como es tu ser te vieron
los zorros de mayor olfato, te verán las vulpejas
más veloces y los peces ígneos que han bebido
de soles con bravas pezuñas y agresivas pupilas.

Te descubrieron, por amor de geografía,
también las aves de ala firme y musculosa.
Te vieron los descubridores en el azul cimero
y mordieron otros trechos esquivos en las brumas.

Te admitirían desnudo, Cielo, digno de tus metáforas.
Hermosa la presencialidad de lo apofántico.
Te calaron, Madre ctónica, como pareja, apta
para el erotismo, como ninfa de manantial,
como vulva para entes manifiestos del Cuaterno.

Y más allá de los árboles y el río que refleja
como infinitud lo finito, te espían los que no se contentan
con tu Olvido, madre del Ser. En la unidad,
se mecen tus colores, tus voces, tus esencias,
tu estructura simple, la verdad, lo puro.

3.


Lo desoculto es divino. El cielo se ha entregado
y el ente que se manifiesta como ente
ángel será de ese Cielo que no se escinde
al golpe de estructuras fementidas, invasoras,
simplemente conceptualizantes.

Con apelaciones a priori, no te disfrutan
entre los mortales, hijos de la Tierra, los intermediarios
en rumbos de lo Oculto y juegos de tu espejo.

Con humanismos metafísicos se conforman
los hablantes de lexis, decidores de discursos.
Los superficiales, en técnica y ciencia, igualmente metafísicos,
ya ni siquiera preguntan el origen, han dicho NO
a la fuente de la esencia, en habitualidades heredadas
pierden tierra y cielo, pierden fuentes y esencias:
alegan que la metáfora ha muerto.

Del libro Heideggerianas

Ten cuidado / Fürsorgen

Contra lo amenazante, lo posible,
Ante el pasar sin hacer caso y el no irle
por (uno) tener los ojos ciegos
y ser demasiados los que llaman a un no ver
que dice ver, sin ir al grano, tén cuidado.

Los mentirosos viven a medias
Y dejaron de preguntar por cualidades.

Uno es la neutra sombra para otros,
uno es alguien que no recibe el don
de saberse mirado cara a cara
y querido en el examen riguroso.

Vas al grano y la cura te atormenta.
Indagas por cimientos y estructuras
y es cuando asomas a los ojos
en el amanecer de otros,
al ser-acompañante
en pro que persiste
a pesar de sufrir con tratos deficientes.

7-2-1996 / De Heideggerianas / Blogsite / Galeón

La orientación objetiva

Donde estás... ahí, esclarecida,
orientación objetiva de cosa dada,
tu puesto originario, ahí donde te ves,
es que existes.

Nada, nadie que te deduzcas permitas.
Dáte pura, desnuda, mostrada,
inconceptualizada.

Aparécete tal como eres
para que te distingas de lo imaginado
y lo admitido inapropiadamente.

No todo objeto es real
ni es un ver en general, positivista
que coincide con el objeto aquí o allá,
ahí donde te encuentras, tu ahí
Eidética mujer, intúyete
y que nadie te confunda.

Avanza sobre tí misma cada vez más fina
que la arena de los sequedales
y que nadie te vista con el abrigo
que no te pertenece por tan sólo
accidentalidad del deseo
o el sueño posesor de los platónicos.

Del libro Heideggerianas

La posibilidad

Siempre habrá una posibilidad conmovedora,
caminos que pueden ser eficientes,
calles para ver muchas cosas
con ojos llenos de fuego, asombros
para subir por ellos como si fueran la escalera,
andanzas en lo desconocido.

También hay un extremo pasadizo,
el término del que huímos
como si hubiésemos asesinado
la dicha que más vecina fue
de nuestras manos,
la niña que asomaba a las pupilas
sin hacerse una canción a los oídos.

Ese cadáver que nos pesa
en algún rincón de la dicha,
en la sombra, en el letargo.

Del libro Heideggerianas / Blog / Blog Archive

La caída

En el mundo espaciado, cuento horas
y el giro circundante me recoge. Es mi caída
en la detención de sus fenómenos y entes.

Y en el trajín de cargar con la caída,
con los muertos dejados en los ojos,
con la orilla que pisamos, semi-vivos,
uno hace tratos-con la gana de esquivar
el recuerdo, o su clamor,
o su no sé ni por qué...
¡matamos el ser más trascendente!

Y la llama cotidiana arde
queriendo entrar
sin quemarse en este abrirse,
llevar al acaecer su luz entre penumbras,
y la lluvia, el viento o la piedra son
como importunos tenderales
que dan sombra al lugar que no quieres.
El cadáver nos sigue, dentro y fuera.

Del libro Heideggerianas / Nuevo Blogspot

Orientación


... guided fantasy are useful shortcuts to intuitive knowledge that is usually unconscious or ignored:
Phyllis R. Koch-Sheras, Ph. D.


Por los rastros del zorro,
visualizo el alarido,
su temor que estremece.
Lo hallo en las palabras de la bruma
y enciendo mis ojos como llamas.

Sé la dirección por la que llega,
su avance-resuelto y mi paso
en vela se cuida de otros pasos.

La interpretación de lo visto
se pondera como un como
y divisa lo necesitado,
no a la mano.

13-4-1975
/ El Zorro y sus carlancas / Blogspot 1 / Blogspot 2 /
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Voy a mirarte dos veces

Ninfa de curvas marejadas y ondulantes pechos,
mujer de islas, ojos y labios míos,
como hambriento se te añoran, Eurídice,
apasionada hondura de mi canto,
adorable danzante de mis olas.

Una vez, en luz de ausencia,
voy a mirarte dos veces.

Deja pues que en Luna Llena
la memoria de tu tacto desborde,
con dulzura vibrante.

Tu sensualidad oceánica se escurre.
Mi valor enflaquece si no estás presente.
Pero voy a mirarte otra vez.

Humedécete sobre mi cuerpo,
viaja en mis riesgos,
no en lóbregas selvas.

1-6-1994 / Blogsite 1 / Ensayario /

Baila, hombre triste

Baila, hombre triste,
sobre los pastizales del día postrero,
entre ninfas ovulares de gravitones
y luces que se rinden en la cama.

Hay dioses sin tambores de señales fatuas.
Aprende que, absurdamente como la vida es,
la muerte es la libertad en plenitud.
Esta te hará crear lo que te falta.

Ya no habrá quien te diga que te zanjes
en fijeza de opresión,
en boca seca de discursos.

Tráela aquí cuando te canses
de la tierra ajena e invítala desde hoy
si abiertos están tus ojos en carne de mañana.

No los cierres sobre el tibio lecho.
Que duerna a tu lado
y te haga Dios con magia de su abrazo
y se desdoble como el Verbo
en segunda mitad de tu esperanza.

Come las estrellas
que están en sus besos.

Chupa el musgo de sus senos suaves,
su púbis húmedo como charca de Urano.

Rima en su carne el lodo de creaciones.
Amasa su fortuna, hedoneé,
con manos de ladrón. Seduce su angustia
con tus cinco sentidos,
punta de mazzal...

Si no es su cuerpo tu deleite,
¿habrá sustancia extensa, eros divino?
Hurta para ella el paisaje alternativo.

Absurdamente como la vida es,
ella es la dicha en tí y tú ,
la dicha en ella...

El Zorro y sus carlancas

La danza de Beatriz

Beatriz siguió danzando.
Esta vez estuvo fuera de los pozos.
¡Tan feliz me sentí que pensé, ¡ay dichoso yo!
mi ser de azogue, encantado en plenitud, tan vivaracho!

Entonces, vino la fiera de la Envidia
para atormentar esa alegría.
Con puñales me cercaron.
Y quise ser un soldado nuevamente.

¡Es que la Cura se manifiesta en el Besorgen!,
me dijo. Los cuidados necesarios
mientan a los otros: Eres, al fin y al cabo,
ser-en, ente con tratos
con lo que son-ahí-también.
¡No estamos solos! Somos lo emergente.

2.


El miedo de perderte fue
la amenaza latente de los otros, Beatriz.
Te imaginaré arrebatada nuevamente.
Ida, tragada en nueve cielos móviles
de Maya, y dije: ¡Te he pedido,
finalmente, para siempre!

Te hundíste en el Empíreo inmóvil
donde ya no se puede codiciarte.

«Esta es la fiera impura; no te engañes.
Que no creas que te amo si te amo.
No me codicies más, házme libre.
Voy a estar en tus voces, no en tus egos.
No vivo en las selvas del capricho.
Vivo en la sustancia de tus necesidades».



6-12-1978 / Del libro Heideggerianas

La selva oscura


Si el yo es una determinación del Dasein, entonces debe ser interpretada existencialmente: Martin Heidegger


A mitad del camino de la vida,
hallé la erranza, selva oscura.
Una que pudo ser un monte de palabras,
una casa en el soluto de temporizaciones.

Bajé al desfiladero creyéndome
un viajero de Florencia y poco menos que dios.
En algún instante santo y pío,
soldado mortificado por las muchas miserias.

El lobo que en la estepa aúlla
e imagina su Ultratumba por capricho.
Añora el cielo purificador
y las danzas con Beatriz,
la ninfa del estero.

En algún paraíso la quise hallar,
añorándola también como los viejos zorros.
¿Dónde fui por quererla con incrédulas palabras?
Allá, donde aún se lamenta y se adeuda certidumbre,
donde el clamor se vuelve salvación y rito.

2.


A mitad del camino de mi vida,
te hallé y eras el ritmo de mi propio corazón
y eras el movimiento y afán por desarrollo necesario.

Eras mi noche en la pupila y tú, que pegas en mis ojos,
Beatriz, y yo yendo, avanzando, resuelto
con soberbia; así te ví y supe lo que existe.

«Baja al charco donde no hay ambición desmesurada»,
me dijíste,
«que tu cabeza sea como un pez
nervioso, manso, huidizo de ese Yo
despótico y dogmático».


Cada encuentro con el encanto misterioso e inefable,
que vuelva a comprenderse desde las aguas
del puro movimiento y no sea sangre
ni empeño de dominio.
Entonces no sería un pez
en el fondo del pantano.

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Al acecho


Se puede preparar una ya fundada referencia hacia la historia, panoramas esenciales... actuar y padecer cabal a través del presente determinado por el advenir que se hace cargo de lo sido:
Martin Heidegger


Olvidan que cada uno tiene su alguacil.
Por más máscara de autoridad y soberanía,
estarán los ojos de los zorros al acecho.

Por más poder que digan que detentan
y más agradable holganza que asuman por su Sorge,
el hocico más agudo los escarba y fiscaliza
para que él pierda sus crías y sus procuraciones
como hiena parturienta y que se quedó en la echada.

Que no hay que cantar loas y hundir en saco roto
la objección o indeseada presencia de los golpes.
La angustia hila como araña y está en vela.
Don Nadie no está exento de verse
como alheña en el quebranto.

3-5-1976 / Del libro Heideggerianas /El Zorro y sus carlancas

Zu-sein / Habérselas

Util es todo aquello de lo cual uno se puede servir: Martin Heidegger


Zorrillo tonto, despojado, soy.
Clueco entre nidales y empalizadas
pío, zafacón del tenderal, huérfano perdido,
ser en extravío, cantáro lleno
de todo y nada, en zafariches, muino.

¿Dónde estás, Pastor,
que en descarrío te llamo?
¿Cuál es tu presencia, Zorro viejo,
que en el lenguaje me pierdo, sin sustancia?

Enséñame, Zu-Sein, los quiénes
a que hablo, si soy relativamente a
no sé qué mansedumbre.
El rasero me trajo de narices.

Si el existir es habérselas no existo.
Si encarar es vivir yo estoy agonizando.
Si hacer frente es palpitar, yo estoy inerte
y me apago en el mundo tenebroso de los útiles.

¿Dónde estás entre el Delfín y el Cisne,
dónde te constelas que no te veo
ni en el Sur ni en el Norte?

Zorro viejo, padre del perro bravo,
autor capcioso de la fuga
y rival de las cárceles del mundo,
muéstrame los peces con el cofre de hueso
y sus agallas salvajes y el poderoso escudo?

Díme qué existe debajo del pantano
y cómo se aúlla de rencor
en los desfiladeros.

4-2-1976 / Blogspot 1 / Blogspot 2 /
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Zorro viejo / 2

Ni la razón ni la intuición pueden captar abalmente el ser de lo que se encuentra: Martin Heidegger


Porque, en oscuros corrales de mentira
y, en guaridas del monte,
mi rival hizo ciudades
y perjuró: ¡a la zorra, candilazo!
yo persisto con mi cabeza ancha
y con mi hocico agudo.

Soy un perro salvaje,
aún dueño de mi olfato.

Los entes manifiestos vienen-ante mis ojos
y yo no los persigo; pero a las aves de corral,
con cluecas mañas de Bezug
e hipócritas ardides, referencialidades,
yo sí las cazo, voy por ellas, las espanto,
las muerdo y que se vayan, digo.

Su humo incomoda mis zorreras.
Habitan cerca de mí
y a su aroma nauseabundo
yo detesto.

Tengo las orejas empinadas: ¡soy todo oídos!
y desnudo me deslizo con sigiloso paso
y me sigue la cola más larga que mis patas.

Largo y abundante, mi pelo y con él,
nazareo, nazco, crezco, muero,
¡pero ya son muchos los zorros desollados!

¿Y qué será? que me duele por instinto.
¡Pues que no soy intuitivo, entre otras cosas!
¡Que con dolor y con angustia aprendo!

Y a la gruta del desfiladero llamo geografía
y serme-anticipado en mi avanzar, astucia,
mi gramática parda, lo aprendido...

Porque, en oscuros corrales de mentiras,
me exigieron que sea yo su buen vecino
y adormecieron la zorra del sí mismo,
mi soluto, yendo a desollarla
a mis espaldas, aprendí a desconfiar
de entes a la mano.

El arte circunspecto del rechazo, a ver
en torno al zabulón de los corrales
y andar por el Umwelt de su Matoco,
he aprendido.

El mundo circundante de estos invasores
del estero es mi peligro: falsos e inconstantes
son como el yagrumo.

Necios quieren mis zorrillos,
mansa, mi hembra, crédulas las niñas de mis ojos.
Van a zorrear mi madriguera con sus corrales,
van a canjear mi astucia por razones
y yo persisto con mi cabeza ancha
y con mi hocico agudo.

12-1-1976

Bendición de la zorreada


El lugar de la verdad no es el juicio: Martin Heidegger


Bendita sea la zorra-madre que me parió
y la cautela zorreada que me salva.
Del pantano nutricio me dio su lenguaje.
De sus pisadas de vulpeja, sus verdades
y pezuñas; arcilla de lícuos pezones,
fue mi sustento hasta que mordí
al crecer, pan de mi soluto.

A su gruta en el desfiladero,
su cueva entre malezas, llamé mi casa;
al olor de su pelambre, mi refugio.

Bendito sea el ser salvaje
que me da naturaleza.

Echado en ser mundano me porfío,
me descubro aún lamido por sus besos
y por su lenguaje doy mis alaridos vivamente.

La bicha que me lacta con rugidos me cuida.
Con zarpacillos sin dolama me reprende
según crezco.

Grande como el cosmos es la dependencia
nutricia y lo que la madre instruye
por su hallazgo: Dasein
es la posibilidad junto al peligro.

Esta verdad es cimera como cumbre.
Grande porque no cabe en el juicio
y porque la dice la zorra de mis días:
madre-vida-en su totalidad.

3-2-1976 / Tantralia 1

Don Gil de las calzas verdes


And, after all, what is lie?
Tis but the truth in masquerade:
Lord Byron


Don Gil tiene los ojos como a ella le gustan.
Dijo Inés que son grandes, escurcones, astutos.
Y su cuerpo es acusación viviente: la atrae.
Es doncellez provocada, heno encendido.

Los picos del Urbión, dos pezoncillos
disimulados; agrega Inés. Tiene su voluntad
una extraña primacía, trae su secreto afán
y evidente desconsuelo.

Al parecer, se ha vestido de Carrión y Esgueva.
Lo representan otros ojos noveleros en pobreza
pero está ricamente cimentado por sus huesos
a pesar del rostro de ojos tristes y coquetos.

Su geografía de animal humano los conmueve.
¡Es que su mentira tiene onticidad enamorante!

Cuando se viste de verde es como el árbol
del que se quiere fruto. Algo esconde en sus ramas
y en su piel canela clara y en esos muslos
que parecen dos troncos de palmera.

2.


Cuando fluye con palabras a veces se delata.
¿Qué suena en ese río? ... Se sospecha que el Tajo
es como su lago saltarín de voces lícuas
corriendo entre las cuencas.

Entre su serranía, la canoa se le hace aguas.
Va el mentiroso abordo. A menudo Don Gil
se expresa con silencio. Es mollejón, cursi, putico.

Ha llegado a Madrid: la zona de lo opaco.
Inés, que lo enamora, dice que él es límpido
como agua transparente de riachuelo.
Contagia una epitemia a los vecinos.

Don Gil asegura que procura al Don Nadie
que lo engaña y que va a sacarse la espina
del amor venenoso que lo muerde.
¿Quién te hizo daño, amado mío?

3.


No es hombre de veras el que deja calzas verdes
en el piso y, de pronto, se deshace
de sus bragas amarillas y quiere amar,
amar, amar y ser amado.

Está prohibido. A Don Gil, por su silencio,
ya el mentir se le ha vuelto peligroso: ni se cree
su apariencia, su mentira, ni es creído.
No dirá cuántas son cinco al gran canalla.

En la habitación donde Doña Inés se le ofrece,
se arrastra credúla de su hombría, Don Gil
en calzas verdes, saca sus palomas del escote.
Es una mujer que pide: «Créeme, créeme».

Ahora buscó con sus manos la evidencia descriptiva
de lo óntico y Don Gil hizo un desplante de torero.

Fue que irrumpió Martin-Don Nadie
y le echó fieros a Inés, su prometida.

Después, ante ojos asombrados de los otros,
abriéndose el sayal de penitente, dijo:
«Soy mujer. Cualquiera sea quien me ame,
venga al fin y hágalo, que las cuencas del Duero
hoy destilan su miel. Son mis panales femeninos».

«En las peñas del Urbión me late el alma.
Mojada está la barranquera con mi orgasmo,
soy doncelluca. Entre mis vellos de alhuate está
mi gruta. Hoy quiero mi verdad y no la encuentro:
¿Quién será el que me ame?
¿Quién que en mí vea lo verdadero?»

15-9-1979 / Tantralia / poemario completo

El cuidado

Estos cuidados se hacen cargo de lo que hay que cuidar a favor del otro: Martin Heidegger


Cuando de Bien se trata, el engañador absoluto
viene en procuración y discursa
en el lugar de lo que siente,
elucida para sí en la cura de lo suyo, reemplaza
la existencia real con la quimera
de los Egos absolutos,
super-Yo extramundanos.

Tú, el oyente, lo recibes de oquis como algo acabado.
Ha de ser iluminado, o Sabihondo, o Sublime,
una perita en dulce, ¿inventó el hilo negro?

¿Quién dice que su Bien se motivó en mi cuidado
y queda en situación de dependencia por lo mucho
que me cela, me ampara y me enaltece?

Premiado ingratadamente está
sin relevos de interpretación.
Cuida lo suyo, donde nadie empeña su palabra
ni hace esfuerzo por creerle; es el suplantador
que habla sobre amores y cuidados.

Te hará decir lo que tú no digas.
Te negará cuando ya has amado.

Del libro Heideggerianas / Tantralia / 5

El gusano y la calabacera

¿Y no tendré yo piedad de Níniva, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos abnimales?: Jonás: 4:11


En la existencia, la calabacera existe
y ampara con su sombra la fe
que se estremece y la angustia
que se aferra del abismo y se colapsa.

¿Quién hay que vea que su certidumbre
oscila y con voz de inconstancia
y vanidades ilusorias, diga: «¡Es el fin!
¡Se acabó la misericordia!» ¡Todo!

Entonces es que sospechas, necio,
que es mejor la muerte que la vida.
No se explica que venga el gusano
justo antes del alba y que,
en la breve noche humana,
hiera el amparo, destruya el reposo.

No se explica el recio viento solano
que asalta la calabacera y produce el desmayo.
La existencia con sol y viento humillan.
Con el súbito cambio, se exhíben los enojos.

2.


Ahora sí, hijo de Amitai, poeta rebelde, profeta
de mis ideogramas, dáte a negar mis negaciones.
Tardo soy para herir con el gusano
lo que mitiga la miseria del mundo, veloz soy
para hacer que te tiren al mar los temerosos,
próvido soy para que sobrevivas
y lites tu canto cuando la fe revienta…

Arroja mi mandato de justicia, si corroído está,
porque en Nínive se congela y en el Sé-del-Uno
salpica, con vapor de esquema
y vanagloria de charlas dispersantes.

No surgirán actos absolutos de tu fe
ni tu propia negación, desobediencia.
No se abole el azar ni se anula el absurdo
con lo que brindas, piedra de arena,
castillo ventisquero de epistemas.

3.


La experiencia de la 'otredad' es, aquí mismo, la 'otra vida': Octavio Paz


Pero, Jonás, hacia un lugar común, con gramática parda,
te apartaste de mi vida concreta. Olvidaste mi presencialidad,
mi don de Vida-Muerte, mi unidad en lo Oculto, mi dialéctica.
Olvidaste lo Tardo y lo Expedito de mi Enojo y Mi Gracia.

No surge el Universo de la Nada.
Soy el Universo que doy Vida, aún tu vida
oscurecida, frágil como el hilo más fino
de la enramada cósmica. No obstante, aún te llamo Mío.

No te quito la fe ni retiro la existencia que te dí.
Soy la Otredad que siempre llama
y, aquí desde el fondo de mi pez, te vomito.
E insisto: Regresa a Nínive.
En mi nombre, haz que nazcan más calabaceras.

4.


¿Tuvíste tú lástima de la calabacera, en la cual no trabajaste, ni tú la hicíste crecer; que en espacio de una noche nació, y en espacio de otra noche pereció?: Jonás: 4: 10


¿Que es mejor la muerte que la vida?
¿De ese modo me aplacas, me enajenas
me reduces, me predeterminas?
¿Y qué sabes tú, hijo de Amitai y su alquimia fracasada?

¿Qué acerca de Quién te cosechó con feroces algoritmos,
qué sobre Quién hizo Tu Calabacera en una madrugada?
... para que reposaras en la sombra durante la tarde
del Sol inclemente... ¿Qué sabes del Gusano que hiere
y que seca lo vivo y duele más que el Viento Solano?

Bien que desconoces las condiciones de tu origen
y mi singularidad demoledora; pero te elegí, desde el día
de la angustia y consolaré tus vocablos extenuados
haciéndote del mismo mundo tu refugio.

De medianías y nivelaciones nefastas, chapuceras,
no quiero tus salmos, como recuperaciones. Como leyes
de regularidad no admitiré, malas medidas de miopía,
impuros fantasmas de olvido.

4-19-1979 / Del libro Heideggerianas / 3