No se sabe qué iluminación espiritual está latente, pero está ahí,
disponible hasta en los tiempos más sombríos: David Pond
Desde hoy no habrá humanidad sombría
que me dicte sus pautas, me ofrezca
sus objetos, sus desdichas, su yugo.
No habrá diablo que me maldiga
ni represores que apaguen mi consciencia.
Desde hoy quiero lo que quiero.
He de tenerlo todo inclusive el privilegio
del rechazo, del no querer, de la renuncia.
Adoro al que es Señor Supremo de los tiempos.
Ya no me herirá la prisa, ya no
me ataré al pedal del movimiento.
Lo buscaré como un águila que avanza
por los cielos; soy ya un zorrillo al que díste
propias alas, astucia y paciencia.
Del libro Tantralia
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