Han cantado corridos para los criminales,
el narco, el vicioso, los exterminadores;
los idealizan puercamente
con su chueca lealtad de mercenarios.
Sustituyeron, perversos, el honesto
testimonio del que se dolió hasta la sangre
para danzar sus pies con furia de galaxia
por lo bueno y lo hermoso.
Pues bien, no andarán conmigo
ni brotarán canciones de sus labios.
No se llagarán en estigmas de amor
para que yo les cure, no compartirán
conmigo, misterio y llama.
Hagan sus corridos, tigres del Norte pudrido,
sur de mentacatos, homicidio y descarrío.
Prediquen sus razones oscuras, sean pavlovianos
con los monos y los perros de sus folclorismos.
De Yo soy la muerte / Blogsitedirectory / Angelfire / Poesía, Literatura y Filosofía
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