el espacio inexplorado, vírgen
de las cuevas y la necesidad y el tedio,
gemidos absurdamente cotidianos,
yo soy terco, perro manso,
y lamo la epidermis de lo vivo
y clavo mi pezuña en el calvario.
Así oscilo en la sustancia terrible de las cosas.
Muerdo por bravío mi propio llanto
y más bajo no puede el yo caer.
Soy terco, perro manso.
Toco el fondo.
Y después ladro para subir,
ladro, odio mis pulgas,
canto, ladro y canto.
7-2-1986 / Del libro Tantralia
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