viernes, 10 de agosto de 2007

Cuaternidad

No hay poesía que salga victoriosa de la metafísica: Aforismo 24, Extor Henrique Martínez


Expide aroma grato todo lo que oculta
lo oculto: tierra que se inicia
en charcas de metano, tierra que huele
a manglar, tierra que es cueva y madriguera.
Tierra que calla, desbrujada, lo enterrado.

Para que habite el sembrador, la tarea
se ha fundado. Se echará por semilla a flor de tierra
el más sagrado de los entes, el Hombre Libre.

Colono en ese dado entorno tan genésico,
rumbo hacia el bosque puro, el Claro-Otero
selvas negras hay de tránsito mortal, el misterio.

Los poetas, invocadores y filósofos a la tierra
van y bendecirán la humedad, la dimensión de la raíz
que lame el río y que se hunde con aroma
gratamente en lo profundo: lenguaje óntico-ontológico
de Tu Aliento, pensar originario del Pastor en su morada.

Tierra, habitable para el ser, ahí
te nombro, con AHI que escapa
a las simplicidades reductivas.

2.


Cielo, ya se ha mostrado Tu divinidad
al hombre. Tal como es tu ser te vieron
los zorros de mayor olfato, te verán las vulpejas
más veloces y los peces ígneos que han bebido
de soles con bravas pezuñas y agresivas pupilas.

Te descubrieron, por amor de geografía,
también las aves de ala firme y musculosa.
Te vieron los descubridores en el azul cimero
y mordieron otros trechos esquivos en las brumas.

Te admitirían desnudo, Cielo, digno de tus metáforas.
Hermosa la presencialidad de lo apofántico.
Te calaron, Madre ctónica, como pareja, apta
para el erotismo, como ninfa de manantial,
como vulva para entes manifiestos del Cuaterno.

Y más allá de los árboles y el río que refleja
como infinitud lo finito, te espían los que no se contentan
con tu Olvido, madre del Ser. En la unidad,
se mecen tus colores, tus voces, tus esencias,
tu estructura simple, la verdad, lo puro.

3.


Lo desoculto es divino. El cielo se ha entregado
y el ente que se manifiesta como ente
ángel será de ese Cielo que no se escinde
al golpe de estructuras fementidas, invasoras,
simplemente conceptualizantes.

Con apelaciones a priori, no te disfrutan
entre los mortales, hijos de la Tierra, los intermediarios
en rumbos de lo Oculto y juegos de tu espejo.

Con humanismos metafísicos se conforman
los hablantes de lexis, decidores de discursos.
Los superficiales, en técnica y ciencia, igualmente metafísicos,
ya ni siquiera preguntan el origen, han dicho NO
a la fuente de la esencia, en habitualidades heredadas
pierden tierra y cielo, pierden fuentes y esencias:
alegan que la metáfora ha muerto.

Del libro Heideggerianas

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