Dormiré para el mundo, pero a mi corazón
lo abrazará la Luna. Cada noche vendrá.
Cada noche su beso en la montaña
donde yazgo, dormido aunque no quiero.
El celo del poder me ha subyugado.
Selene me quiere a mí, su pastorcillo enamorado.
Dormiré para el mundo, sus pocilgas externas,
los samskaras, pero me abrazará
la que con media luna hiere lo efímero,
corta lo falso, activa la piel del quinto cielo
mientras besa la anahata vibrante
con lengua viva de luz y tacto.
viernes, 10 de agosto de 2007
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