Desde hoy el aire canta, silva, anda conmigo,
me susurra secretos, se asoma a mis ventanas.
Será mi amigo; no dirá vendavales.
por mucho que sea el Viento, lo comprendo.
También seré un hijo de sol.
Amaré su clorofila, su amor por cada hoja,
su ardor en mi frente, amaré su luz
en todas mis mañanas,
su transparencia que desoculta todo.
Su ausencia será deliciosa, menos tibia en mi noche.
Amaré las lunas que vea. Les diré
el nombre de mis bellas deidades.
Me observarán de hito en hito.
Aprenderé a agradecer, lo había olvidado:
Lo Bueno dura, siglo tras siglo, milenio tras milenio,
y lo que existe vale por su necesario sentido.
viernes, 10 de agosto de 2007
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